En la mañana del pasado 23 de mayo se me escapó esta foto a la entrada del MACBA.
Su dimensión plástica debe de ser pequeña. La obra de arte contemporánea requiere innovación y conmoción, novedad y diferenciación (dicen) y esta imagen si conmociona es, acaso, por repetitiva, por cotidiana. Un poco después, desde la terraza, observé esta escena. No quiero escribir lo que me sugirió. No quiero equivocarme.